La Fórmula 1 de luto: murió Sid Watkins, el histórico médico de la categoría

0
Sid Watkins y su Acura usado como Doctor Car en los 90´s.

Sid Watkins y su Acura usado como Doctor Car en los 90´s.

A los 84 años dejó este mundo el británico Sid Watkins, el histórico neurocirugano que fuera delegado médico de la Fórmula 1 durante 26 años, responsable en pista y fuera de ella de la seguridad de los pilotos, como el desarrollo del sistema HANS para proteger el cuello.

Watkins, quien se había retirado de la máxima en 2005 y que hasta diciembre de 2011 fue presidente del Instituto FIA, era conocido por usar el buzo antiflama con la leyenda Doctor y ponerse al mando del Doctor Car ante cualquier accidente, donde era el responsable de las primeras intervenciones.

Fue partícipe en los rescates de los pilotos Didier Pironi, Martin Donnelly, Karl Wendlinger, Rubens Barrichello y Mika Häkkinen, entre otros, y sufrió muchísimo al no poder hacer nada por su gran amigo, Ayrton Senna, en el accidente del Gran Premio de Imola de 1994 en el que el brasielño perdió la vida.

Watkins habla de Reutemann
En una serie de entrevistas que se le realizaron a Sid Watkins, repasando su contacto con diversos pilotos, el británico habló del argentino Carlos Alberto Reutemann, de quien contó la siguiente anécdota.

“Reutemann siempre me pareció un enigma y una persona difícil de llegar a conocer. Siempre parecía distante, introvertido y seguro de sí mismo, aunque si las cosas no iban bien, era el paradigma de la tristeza. Tras su retiro, descubrí que tenía matices ocultos, y que su sosegado aspecto externo guardaba un espíritu interior que podía revelarse de forma inesperada y desaforada”.

“Falto de un piloto experimentado para que me condujera durante la primera vuelta del Gran Premio de Kyalami de 1985, coincidí con Carlos y le invité a conducir. Para mi sorpresa accedió, a condición de poder probar los dos autos que habían sido preparados para este propósito por un conocido fabricante. Por medio de Derek Ongaro, el delegado de seguridad de la FISA, organizamos la prueba, y partimos, con John Pringle, el oficial médico en jefe, en el asiento trasero. A través de las eses del viejo Kyalami, Carlos llevaba el coche al máximo de sus posibilidades, y la dirección no respondía a pesar de girar el volante al máximo hacia ambos lados. Carlos calificó el auto como ‘una mierda’ y preguntó cómo Bernie no podía conseguir un mejor vehículo para esa misión.”

“Al volver al pit lane, el auto perdía todos los líquidos que llevaba por todos los escapes posibles. Carlos dijo: ‘no es bueno, probemos el otro’. Un comportamiento similar, seguido de comentarios similares, pero al final de la prueba, el coche parecía intacto. ‘OK’, dijo. ‘Volveré antes de la vuelta de reconocimiento’. Y así lo hizo, pero el baqueteado coche no volvió a arrancar. El tiempo se estaba acabando, ya que los monoplazas ya estaban dando las vueltas de instalación en los 15 minutos anteriores a la formación de la parrilla de salida. En este punto se hizo necesario buscar soluciones alternativas, así que corrimos hacia el estacionamiento que estaba justo al lado del paddock, mirando las filas de autos estacionados en busca de alguno que tuviera las llaves puestas en el contacto.”

“Afortunadamente, encontramos un lindo sedán familiar de 4 puertas. Carlos se subió y lo condujo hasta el muro. John y yo trasladamos todo el equipo médico, y estuvimos listos para empezar. Sólo había un problema: el tiempo se había acabado y ya no nos era posible dar la vuelta al circuito para situarnos en la parte posterior de la parrilla antes de que diera comienzo la vuelta de reconocimiento. Carlos situó rápidamente el auto en el asfalto y manejó marcha atrás por el lateral de la parrilla de salida mientras los mecánicos abandonaban la pista, con la bandera verde a punto de ser ondeada. Nos ubicamos en nuestra posición llenos de felicidad y esperamos a que los monoplazas dieran la vuelta de reconocimiento y volvieran para tomar la salida.”

“A fondo hacia la primera curva, bajar la colina, y alrededor de Sunset –por supuesto, estábamos siendo superados de lejos y no teníamos esperanzas de completar la vuelta. En la base de la colina, antes de las eses, nos detuvimos y vimos a los participantes subiendo la colina por Leeuwkop y hacia la recta de pits. Todo sucedió de forma segura, así que atajamos por un camino interior y volvimos a nuestra base en la entrada del pitlane.”

“La carrera finalizó sin problemas. Una vez finalizada, sacamos el equipo y devolvimos cuidadosamente el auto a su sitio, dando las gracias a un dueño desconocido y desconocedor, cuya valiosa posesión nunca más volvería a ser la misma. Durante todas estas aventuras pude ver a Carlos sonreir algunas veces, y le oí reir de verdad cuando requisamos el auto. Matices ocultos, pensé para mí, pues nunca antes lo había visto demostrar que se estuviera divirtiendo.”

Sobre el Autor

Periodista desde 1994 y amante de los autos de toda la vida. En 2006 le di forma a este blog. ¿Más datos? Clic en la casita ->

Dejar una Respuesta