La Sexta Semana Mundial de las Naciones Unidas (ONU) para la Seguridad Vial, que se lleva adelante entre el 17 y el 23 de mayo de 2021, tiene como ema “Calles para la vida” y hace “un llamado a poner límites de velocidad como norma para salvar vidas”.
El mensaje de la ONU esgrime que “las calles con límites de velocidad bajos salvan vidas y son la esencia de cualquier comunidad. La limitación de la velocidad a 30 km/h (20 mph) en zonas donde se mezclan las personas y los automóviles contribuye a que las calles sean saludables, ecológicas y adecuadas para convivir; en otras palabras, calles para la vida”.
“Exigimos a los encargados de formular políticas que actúen a favor de establecer límites de velocidad bajos en las calles de todo el mundo, limitando la velocidad a 30 km/h (20 mph) en zonas donde la gente camina, se relaciona y disfruta”, consigna.
En una carta abierta (disponible acá), el organismo afirma que “cada día 3000 niños y jóvenes fallecen o resultan gravemente heridos en las carreteras del mundo. Un niño atropellado por un automóvil que circula a 30 km/h (20 mph) puede sobrevivir, mientras que ante un atropello a 80 km/h (50 mph), la mayoría fallece. El exceso de velocidad mata”.
Los particulares que apoyan la iniciativa pueden firmar la carta para sumarse a esta iniciativa mundial para que la medida entre en vigencia en 2022. No obstante, lo más relevante es la respuesta que está teniendo este pedido por parte de los gobiernos, y el de Argentina es uno de los que la apoya.
“Bajar la velocidad máxima de las calles como manera de calmar el tránsito y proteger la vida de los usuarios vulnerables de la vía pública es una medida que está al alcance de todas las autoridades. Al igual que sucede cada vez más frecuentemente en países con larga tradición en seguridad vial, desde la ANSV creemos que Argentina puede bajar a 30 km/h la velocidad de las calles de las ciudades y los pueblos, sin que ello implique atentar contra la fluidez de la circulación. Por eso, recomendamos a los gobiernos locales que den este paso”, señaló el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), Pablo Martínez Carignano.
En su comunicado (ver acá), la ANSV asegura que “según datos del Observatorio Vial de la ANSV, a nivel nacional, los peatones son quienes más sufren el efecto que la velocidad de los automotores produce sobre los seres humanos en ocasión de un siniestro vial. Según datos de 2018, en Argentina murieron 619 peatones y más de 12 mil resultaron heridos, mientras que 210 ciclistas perdieron la vida y casi 4 mil sufrieron lesiones de diferente gravedad, en su gran mayoría en ámbitos urbanos”.
La entidad coincide en los fundamentos de la ONU y añade que “la velocidad a 30 km/h reduce sustancialmente la distancia de frenado de los vehículos ante una situación de emergencia, lo que incide en la caída de la siniestralidad, como ha sucedido en los países que han adoptado esta medida. Además, en caso de producirse el hecho, una persona atropellada a 30 km/h tiene un riesgo de morir de apenas el 10%. Dicho de otro modo, de cada 10 peatones atropellados a 30 km/h, 9 sobrevivirán. Por el contrario, a medida que aumenta la velocidad, las chances de sobrevida de un peatón se reducen exponencialmente”.
“Reducir la velocidad máxima permitida en calles a 30 km/h puede salvar vidas y mejorar la convivencia segura entre peatones, bicicletas, motocicletas, vehículos de cuatro ruedas, así como con los nuevos vehículos que surgen en las ciudades en respuesta a la movilidad urbana. Al mismo tiempo, esta medida estimulará los desplazamientos a pie y en bicicleta, reducirá la contaminación ambiental y permitirá disfrutar de la calle con más seguridad”.
Quienes quieran apoyar esta iniciativa pueden hacerlo acá: https://www.unroadsafetyweek.org/es/participe
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