Las casas de subastas suelen ofrecer auténticas piezas de colección que cobran aún más valor por quienes fueron sus dueños. En este caso nos referimos a dos autos que en distintas partes del mundo salen “al mejor postor” y que pertenecieron nada menos que a Elvis Presley y a Lady Di.
Por un lado, una limousina Lincoln Continental de 1973 que fue un capricho de los tantos que se tuvo el Rey del rock y que él mismo supo manejar. Según detalla la casa GWS Auction, Presley la vio en 1975 en una película y al día siguiente fue y la compró.
Pero como con muchas cosas, se cansó pronto y se la regaló al tecladista y productor David Briggs, quien se negó a recibir semejante obsequio.
Ni lerdo ni perezoso el que sí la aceptó fue otro amigo de Elvis, el cantante y compositor John Daniel Sumner, quien la tuvo varios años hasta que se la vendió a un coleccionista, a principios de la década del 80.
El auto está actualmente en el estado de Colorado con la documentación que acredita que fue del genio de Memphis, fotos que confirman que estuvo en Graceland y una carta firmada por Priscilla Presley.
Cuando restan tres semanas para la subasta, el precio actual de venta está en u$s 60 mil. A juzgar por las imágenes su estado general es bueno pero muy mejorable, con detalles de óxido aunque sin golpes ni faltantes. No se indica cómo está de mecánica.
El Escort RS de Lady Di
A la “rebelde” Lady Di le gustaba ser independiente y manejar. Ya contamos el año pasado (ver acá) que se subastó un modesto Ford Escort que le había regalado su marido, el príncipe Carlos, pero en este caso se trata de algo más “picante”.
Dicen que Diana estaba tentada con comprarse un Escort cabrio, y de ser posible en color rojo, pero que la seguridad de la realeza británica la convenció de que era muy peligroso y entonces se decidió por un Escort RS Turbo, la versión coupé deportiva.
Quisieron hacerla desistir pero no hubo caso, así que el Comando de Protección de la Realeza (el SO14) se puso en contacto con el área de Relaciones Públicas de Ford que sugirió que sea el primero (¿y único?) en color negro, cuando el modelo se ofrecía a la venta completamente blanco.
Como la princesa de Gales iba siempre acompañada en el asiento izquierdo por un guardaespaldas, el auto fue equipado con dos detalles: un espejo retrovisor para el custodio y un equipo de radio que se guardaba en la guantera.
Lady Di se dio el gusto de pasear y salir de comprar al volante de este auto y hasta de llevar -en su correspondiente silla infantil- a su hijo William, como lo muestran varias fotos. El auto era de Ford así que en mayo de 1988 volvió a la automotriz con un odómetro que acusaba apenas 11 mil km.
¿Qué pasó después? Lo vendieron internamente y fue a pasar a manos (como no podía ser de otra forma) del gerente de Ventas Gubernamentales de la compañía, Geoff King, quien lo compró para su esposa. Luego lo vendió y en 1993 fue regalo promocional de una radio FM y se lo ganó una joven de Essex cuando ¡aún tenía menos de 20 mil kms hechos!
En 2008 el auto llamó la atención de uno de un coleccionista, fanático de los RS, quien se lo compró a un tal Windsor, quien a su vez lo había adquirido en noviembre de 1994. Actualmente, y como se puede ver en las fotos, el auto está impecable con todos sus detalles y lo mejor del caso: apenas tiene 40 mil km.
Se entrega con memorandos internos de Ford Motor Company, documentación del club de propietarios de RS, recibos de mantenimiento, historial de las VTV, recortes de diarios y fotos de la princesa Diana usando el auto.
“No nos sorprendería que se venda en más de 100 mil libras (unos u$s 120 mil)”, declaró Arwel Richards, especialista en autos clásicos de Silverstone Auctions, que organizará la subasta del próximo 27 de agosto.
A pesar de sus años sigue siendo una pieza muy atractiva con sus butacas Recaro, su alerón trasero del X3Ri, su spoiler delantero, sus dos faros anti-niebla estilo rally, sus llantas de 15″ y principalmente por su mecánica: no es gran cosa pero se trata de cuatro cilindros naftero de 1.6 litros con inyección electrónica y un turbo que le permite alcanzar los 133 cv de potencia, asociado a una caja manual de quinta.
A pesar de tener tracción delantera, Ford le había incorporado un exclusivo diferencial de deslizamiento limitado controlado por viscosidad que reduce las diferencias de velocidad muy variables entre los ejes de transmisión y que mejoraba el manejo en curvas y a alta velocidad.
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