Hace 60 años atrás se presentaba en el Salón de Ginebra el Mercedes-Benz 230 SL (W 113). Fue precisamente durante la semana del 14 al 24 de marzo de 1963 y rápidamente este deportivo compacto conquistó al público con su elegancia.
Las expectativas eran altas debido a que el 230 SL llegaba pare reemplazar a dos modelos a la vez: el 300 SL Roadster (W 198) y el 190 SL (W 121).
En 1963, el 230 SL impresionó como un confortable vehículo de altas prestaciones. Su diseño fue creado bajo la dirección de Friedrich Geiger y combinaba líneas limpias con el clásico del SL, con una gran estrella central en la parrilla del radiador.
El techo rígido opcional evocaba una asociación: su superficie de techo curvada hacia el interior recordaba a los templos asiáticos. Esta característica le dio al deportivo el sobrenombre de “Pagoda”. Paul Bracq fue quien diseñó el techo desmontable de la coupé.
El nivel de seguridad del W 113 fue pionero entre los deportivos de la época: fue el primero en tener un habitáculo estable con zonas de deformación delanteras y traseras. A esto se agregaba el alto nivel de seguridad de conducción del chasis, adoptado del sedán.
Estaba adaptado a las exigencias del descapotable. La suspensión era firme pero casi atípicamente confortable para un deportivo de los años 60. Por primera vez en un deportivo SL se ofrecía como opción un cambio automático de cuatro velocidades.
El 230 SL ya disponía de frenos de disco en las ruedas delanteras y a partir del 250 SL, presentado en 1967, los frenos de disco en el eje trasero complementaron el equipamiento.
Mercedes-Benz ofreció este SL sucesivamente con tres motores diferentes durante sus ocho años de producción. Esto lo distinguía de los modelos 300 SL y 190 SL.
Los motores de estos dos primeros deportivos de serie SL, introducidos en 1954, permanecieron prácticamente sin cambios hasta 1963.
El motor deportivo M 127 de seis cilindros del 230 SL se basaba en el motor M 180 del 220 SE. La cilindrada aumentó a 2.306 cc para el SL. El propulsor rendía 110 kW (150 cv), la velocidad máxima era de 200 km/h y el deportivo aceleraba de 0 a 100 km/h en 11,1 segundos.
La Pagoda también fue utilizada por Mercedes-Benz en el automovilismo con victorias alcanzadas, como en el rally maratón Spa-Sofía-Lieja, de más de 5.000 km, que se corrió en 1963. Al año siguiente, el dúo de pilotos logró el tercer puesto en este rally de larga distancia también con el 230 SL.
Los modelos 230 SL, 250 SL y 280 SL son codiciados clásicos de Mercedes-Benz. Así lo demuestran, entre otros aspectos, los precios de los ejemplares bien conservados de la serie W 113, que se fabricó hasta 1971.
Muchos propietarios de los SL “Pagoda” son clientes del Mercedes-Benz Classic Center en Fellbach, Alemania. Ese centro reúne una experiencia única en todos los aspectos de los autos clásicos de la marca.
Durante los ocho años que estuvo en producción, Mercedes-Benz fabricó 48.912 unidades (23.885 correspondieron al S280 SL), las que mayoritariamente se entregaron a EE.UU. teniendo en cuenta que el 77% se pidieron con caja de cambios automática en lugar de la manual de cuatro marchas.
También la dirección asistida, encargada en muchos vehículos y que no se incluía de serie daba cuenta de la preferencia del público estadounidense.
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