Smata reveló que “hay dos empresas que no la están pasando bien”

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Ricardo Pignanelli - Smata

El acto de la tarde del lunes en la planta de Toyota en Zárate tuvo varios oradores, cada uno representando a su sector: por un lado el Gobierno con el anuncio del ministro Sergio Massa del Régimen de Impulso a la Producción de Vehículos para la Región (ver acá), y por el otro lado los directivos de la automotriz japonesa, con el anuncio de la inversión para producir la HiAce (ver acá).

Sin embargo, el momento más emotivo y que quizás más atención concentró fue cuando Ricardo Pignanelli, secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) hizo uso de la palabra y terminó con lágrimas en sus ojos.

A sus 69 años, el representante de los miles de trabajadores que forman parte de la industria automotriz local, compartió con los presentes su historia de vida tanto personal como profesional. Narró que su padre también fue empleado en una fábrica de autos y que a los 50 años se quedó en la calle y deprimido cuando esa firma decidió irse en 1977 de la Argentina.

No hizo falta que mencionara que se trataba de General Motors, firma que se fue del país en 1978 aunque siguió vendiendo productos importados, y que retornó como fabricante en 1993, hasta que en 1997 inauguró la actual planta de General Alvear.

Reveló la profunda tristeza que él vio en su padre y cómo él -con apenas 18 años- salió a la calle en busca de relevarlo como sostén de la familia y el 14 de septiembre de 1977 ingresó en Mercedes-Benz, donde aún hoy trabaja. En 1981 se hizo delegado sindical y el resto es historia.

Pignanelli contó luego que cuando se hizo delegado, acudió a su padre para pedirle consejos y él le dijo: “Yo nunca fui delegado, lo único que te puedo decir es: apostá al trabajo y jamás cagués a los trabajadores. Hoy con 69 años creo que he cumplido”.

Hasta acá todo indicaba que se trataba casi de un discurso de despedida, pero el sindicalista sorprendió con una revelación, ante la mirada atenta del ministro Massa, del secretario de Producción José Ignacio De Mendiguren, y de los directivos de Toyota: “Cumplí con mis compañeros y con las empresas… Todavía tengo dos que tengo que levantar (hizo un silencio). Hay dos empresas que no la están pasando bien, tenemos que trabajar entre todos para que esas empresas sigan radicadas en el país porque tenemos muchos desocupados”.

Sus lágrimas eran por evocar lo que pasó hace 46 años con su padre pero sin dudas también tenían la preocupación de alguien que teme que ese escenario se repita.

¿Cuáles son las empresas? Nadie lo dirá jamás (al menos “en on”), pero sabido es que las trabas y las nulas ventajas para producir y exportar, sumado a los cambios propios en las estrategias de las compañías hacen que las filiales locales deban rendir cuentas y justificar permanentemente su subsistencia con proyectos ingeniosos y sustentables a lo largo del tiempo.

Ya no importa la historia de las empresas, si recientemente hubo una inversión o si la planta es modelo a nivel global, con eso no alcanza si las cuentas no cierran; lo que pasó con Ford en Brasil en plena pandemia es una muestra de que cualquier cosa puede pasar, mucho más cuando la Argentina no brinda seguridades de ningún tipo.

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Sobre el Autor

Periodista desde 1994 y amante de los autos de toda la vida. En 2006 le di forma a este blog. ¿Más datos? Clic en la casita ->

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